
Lo escuchamos muchísimas veces. “Ojalá me elijan” dice el candidato. “Hago la ronda de entrevistas y después elijo” dice nuestro cliente. Si, claro que hay elección. Pero es mutua. Bidireccional. El candidato no es una lata en la estantería esperando que la agarren. Ni el empleador tiene que comprar sin mirar las etiquetas.
Las mejores relaciones, las más duraderas, entre empleado-empleador se dan cuando las dos partes están conformes con el acuerdo.
Para eso es super importante la interrelación. Entender que la entrevista es un ida y vuelta. El espacio para conocerse, intercambiar miradas y opiniones. Preguntar y re-preguntar para tener más claro qué es lo que espera cada una de las partes. Y que es lo que está dispuesto a dar a cambio de eso que busca.
Y ojo, esto no aplica sólo a un trabajo en relación de dependencia. Lo mismo sucede con cualquier acuerdo de trabajo, donde alguien ofrece y otro recibe.